TnM - Embarazada. 15

CAPITULO 15.


- Hey, por cierto, ¿Dónde está Jazz? – Me pregunto dejando los dos platos con espagueti en la mesa, tomo asiento, mientras yo dejaba a Keyra en la cuna.

- Se fue al cine con los chicos – Respondí tratando de evitar que viera mi incomodidad con el tema.

- ¿Y porque no fuiste con ellos? – Me pregunto metiéndose una porción de espagueti a la boca.

- Porque yo ya no estoy para eso, Leila, yo tengo una hija y ella esta antes de cualquier deseo de diversión que yo tenga – Trate de no sonar triste o algo por el estilo, Leila abrió los ojos de par en par y dejo de comer.

- ¿Pero cómo dices eso? Marie, el que ya seas madre no significa que tengas que dejar de divertirte, Keyra es una niña hermosa y tú has dejado todo por ella, te fuiste de donde vivías para que ella pudiera tener una mejor vida, dejaste la escuela y empezaste a trabajar por ella, tratas de pasar el mayor tiempo con ella, Marie, con tus dieciocho años, se puede decir que te has convertido en una excelente madre, mucho mejor que algunas otras que hay por allí y eso lo has demostrado hoy, rechazando ir a divertirte con tus amigos – A estas alturas ya tenía la vista nublada por las lágrimas que amenazaban por salir – Así que, por favor, cuando te inviten o tú quieras salir a divertirte un rato, déjame a Keyra a mí y tu vete

- Pero…

- Pero nada, ¡mujer, eres joven! ¡Y una excelente madre para la edad que tienes! – Soltó un suspiro cansado – Sé que no lo haces porque no quieres atormentarte más de lo que estas, pero piensa que algún día, Keyra tendrá nuestra edad y querrá saber cómo se divertía su madre cuando era joven, ¿Qué le dirás? “Discúlpame hija, pero no te puedo responder esa pregunta ya que yo no salía por tratar de darte lo mejor” ¿Eso le dirás? No dudo que ella no lo aprecie, pero también harás que se sienta culpable por no dejar que su madre saliera a divertirse – En este punto mis lágrimas eran imparables – Linda, no te lo digo para hacerte llorar, soy tu amiga y te quiero, si te lo digo es para hacerte ver que no tiene nada de malo el salirse a divertir de vez en cuando, piensa que cuando Keyra ya tenga unos cinco añitos más, podrán ir al cine, al parque, a la feria, a donde deseen ustedes dos, así que te lo vuelvo a repetir, cuando te vuelvan a invitar solo llámame y dime que me quede con Keyra, que yo encantada lo are – Tomo mi mano y me dio un fuerte apretón – ¿Me lo prometes? – Me pregunto.

- Te lo prometo – Dije tratando de sonreírle, ella soltó un suspiro de alivio, me soltó la mano y se recostó en su silla.

- Que bueno, pensé que tardaría horas en convencerte, ya hasta estaba preparando otro discurso – Me dijo soltando una carcajada, fruncí mi ceño y ella rió más – Ya tranquila, límpiate esas lágrimas y vamos a seguir comiendo – Me paso un pañuelo, lo agarre y me limpie los restos de lágrimas que me quedaban en las mejillas.

El resto de la comida no las pasamos hablando de cosas triviales, debo de admitir que en el año que no estuve con ella aprendió a cocinar, porque que yo recuerde, yo siempre era la que tenía que cocinar para ambas.

Terminamos de comer y entre las dos lavamos los platos que ensuciamos. Después de eso nos dirigimos a la sala, lo bueno era que Keyra no se había levantado, pero no tardaría en hacerlo.

- ¿No te dejaron tarea? – Me pregunto sentándose como india en uno de los sillones.

- No – Le respondí sentándome al lado de ella, quedamos en silencio y pensé que ese era el momento adecuado para preguntarle algo que quería saber – Leila ¿No vas a seguir estudiando? – Le pregunte, ella me miro de reojo y soltó un suspiro.

- No sé, Marie – Respondió casi en un susurro.

- ¿Cómo que no lo sabes? Leila, eres una excelente estudiante, ¿Qué acaso ya no quieres ser una abogada muy reconocida? ¿Vas a dejar que todos tus planes para el futuro desaparezcan? – Ella no me miraba, simplemente estaba ahí, sin contestar ni una sola de mis preguntas.

- Marie, me encantaría seguir estudiando, pero no cuento con el apoyo económico de mis padres y sabes que la carrera de abogacía no es tan barata que digamos – Me contesto después de unos minutos

– Ya he pensado en todo y la única solución que se me ocurre es trabajar toda la semana y solo asistir los sábados y domingos, pero ni aun así logro pagar todos los gastos, claro, suponiendo que consiga un trabajo con buen sueldo – Se recostó en el respaldar y cerró los ojos.

Siempre me he preguntado él porque los padres de Leila nunca la apoyan, desde que la conozco, siempre es ella la que ha costeado todo lo que gasta, afortunadamente no es una chica que se deje vencer tan fácilmente y siempre trata de buscar alguna alternativa para los problemas que le surgen.

- Sabes que te tengo un gran aprecio Leila, mis padres también te aprecian demasiado, no sé porque tus padres no te apoyan, casi nunca hablamos de tu vida privada, y lo respeto, porque al fin y al cabo es tu vida, pero estoy más que segura que si les dijera a mis padres que te ayudaran a costear los gastos de la universidad, ellos aceptarían de inmediato, porque ellos nunca permitirían que alguien abandonara sus estudios por falta de dinero – Le dije – Por favor, permítenos ayudarte con los gastos de tus estudios, Leila – Tome su mano y la hice que me mirara a los ojos.

- Te agradezco de todo corazón lo que quieres hacer, pero no puedo permitir que lo hagas, Marie, tus padres no tienen que ver por mí, yo no soy su hija, ni tan siquiera soy algún familiar de ustedes, no te preocupes por mí, ya veré como le hago, tal vez podría conseguir una beca – Me dijo un poco más animada.

No seguimos con el tema, porque sabía que si seguíamos hablando de eso, terminaríamos peleándonos. Pero estaba claro que yo no dejaría esto por la paz, de algún modo tenía que ayudar a Leila, ya después hablaría con mi papa sobre eso.

Keyra se despertó a los pocos minutos que finalizamos de hablar, la saque de la cuna y la senté conmigo en el sofá, Leila encendió el televisor y busco un canal donde estuviera una película infantil.

Jazz y los chicos llegaron antes de que terminara la película, nos platicaron sobre la película que ellos vieron en el cine, a Jazz no le gusto porque supuestamente no tuvo nada de acción.

Hablamos y hablamos hasta que se hiso de noche y los chicos tuvieron que irse, le dijimos a Jazz que mis padres ya se habían regresado a Danville y que ahora si nos podríamos acomodar mejor, al final quedamos que Leila se quedaría en la habitación que mis padres ocuparon.
Cenamos y cada quien se fue a descansar en su habitación.


…


- ¡Marie, apresúrate, solo faltan quince minutos para que llegue Thomas! – Escuche que me gritaba Leila desde las escaleras.

- ¡Ya casi termino de alistar a Keyra! – Le grite de regreso.

Los días habían pasado demasiado rápido para mi gusto, el viernes había llegado y con él la cita que tenía con Thomas, afortunadamente el castaño me había dicho que llegaría una hora después que saliéramos de la escuela, porque tenía que ir a dejar a su hermana a su casa.

Termine de vestir a Keyra y la peine rápidamente con una colita, la tome en brazos y agarre la pañalera que le había alistado, metí el biberón que le había preparado y salí de mi habitación.

Baje rápidamente las escaleras y me encontré con una Leila impaciente a los pies de esta, caminando de un lado a otro.

- Vaya, ya era hora – Me dijo, le tendí a Keyra y ella la tomo en brazos, le pase la pañalera y se la acomodo en el hombro.

- Bien, la cuidas mucho Leila, por favor – Le dije mientras le daba un beso en la mejilla a mi niña, ella asintió.

- No tienes nada de qué preocuparte, ella está en buenas manos – Me respondió con una sonrisa de medio lado.

Nos dirigimos a la puerta, precisamente en ese instante el timbre sonó.

- Es Thomas – Dije en un susurro, me estaba muriendo de los nervios.

- ¿Y ahora qué? – Me pregunto alarmada, claro que sin alzar mucho el tono de voz.

Se volvió a escuchar el sonido del timbre, mire a todas partes hasta que recordé que en la cocina hay una salida.

- Ven, sígueme – Le dije mientras la tomaba de una mano y caminaba hacia la cocina, tratando de hacer el menor ruido posible. Llegamos a la cocina e inmediatamente abrí la puerta que conduciría a Leila afuera de la casa – De acuerdo, tienes que atravesar el patio, tras de esos árboles hay un corto caminito que sale directo al parque, ¿Entendiste? – Le pregunte.

- Claro, adiós, suerte – Me dijo, mientras salía a paso veloz de la casa, la vi atravesar el patio y la perdí de vista por los frondosos árboles.

Cerré la puerta despacio y salí de la cocina, me acerque a la puerta principal y la abrí, frente a mí se encontraba Thomas.

- Hola, siento el haberte hecho esperar, pero estaba en mi habitación y allí no se escucha mucho el sonido del timbre – Me excuse.

- No te preocupes – Me respondió – ¿Puedo pasar? – Pregunto después de unos segundos.

- Oh claro, pasa – Me hice a un lado para que el pasara y cuando lo hiso cerré la puerta, y me posicione enfrente de él – Vamos a la sala, creo que ahí estaremos más cómodos – El asintió y empecé a caminar hacia la sala, solo escuchaba el sonido de su votas al contacto con el suelo, lo que significaba que me estaba siguiendo. Cuando llegamos a la sala me deje caer en un sofá – Toma asiento – Le dije, el dejo su mochila en el suelo y se sentó en el sofá individual.

Su mirada recorría cada centímetro de la estancia.

- Linda casa – Comento después de unos minutos observándolo todo.

- Gracias – Respondí amablemente – ¿Qué es lo que aremos? – Le pregunte.

- Pues lo primero seria buscar el fragmento que interpretaremos, ya después veremos los detalles de los atuendos y todo eso – Respondió sacando su portátil.

- Me parece perfecto – Le dije, sonreí y me acerque a él para ver lo que estaba buscando.

Empezamos a buscar los fragmentos y a seleccionar cual nos gustaba más, en todo el rato no pude dejar de pensar en Keyra, aunque sabía que Leila la cuidaría bien.

Confiaba en ella y sabía que ella no me defraudaría.