TnM - Embarazada. 3

CAPITULO 3.


Y aquí estoy, sentada en un muy cómodo sofá, con los hermanos Johnson sentados enfrente de mí y terminando de contarles mí historia.  Fred tenía los ojos cerrados y sus manos estaban hechas puño, a Xavier se le notaba que estaba realmente enojado.

- Marie, ¿En dónde dijiste que vivías? ¿Y cómo se llamaba ese idiota? – me pregunto Fred, a lo cual yo dude en responderle.

- ¿para que lo quieres saber? – le respondí con otra pregunta, a lo que el soltó un bufido.

- solo para tomar el primer vuelo que salga a ese lugar, encontrar a ese idiota y golpearle su cara hasta que quede irreconocible, tanto que ni su propia madre podrá reconocerlo – eso me hiso sonreír un poquito y negué con la cabeza.

- déjalo Fred, eso es pasado y ya no me interesa, ahora solo tengo que concentrarme en mi bebe – Fred volvió a soltar un bufido, pero de poco en poco su rostro se iba suavizando, frustrado se sentó a lado mío y me abrazo, era un abrazo lleno de ternura.

- tranquila, no dejaremos que te pase nada, ni a ti, ni a tu bebe, ¿Verdad Xavier? – le pregunto alzando su mirada hasta donde estaba su hermano, Xavier, que se había mantenido callado hasta el momento, sonrió y se acercó a nosotros, se acuclillo y me hiso mirarlo a los ojos.

- escúchame bien, desde este momento serás como nuestra hermanita menor y ese bebe que está en tu vientre – señalo mi vientre – será muy querido por sus dos tíos – todo eso lo dijo mirándome a los ojos, ya podía sentir como las lágrimas se anidaban en mis ojos – claro, que yo seré su tío favorito – y sonrió, una sonrisa deslumbrante, llena de amor y cariño, le sonreí de vuelta y no pude evitar lanzarme a sus brazos, con las lágrimas ya bajando por mis mejillas, mientras Fred me peinaba mi cabello.
Estuvimos un buen rato así, claro que no todo podría ser perfecto, la hora de su partida llego, nos despedimos y se fueron, no sin antes pedirme mi número de teléfono para estar en contacto.

Salí del consultorio del doctor y volví a concentrarme en mi tarea, la tarde pasó con normalidad, el doctor Johnson llego como por las cinco de la tarde, después de preguntarme si sus hijos habían venido por los papeles y que yo le respondiera que sí, me dijo que ya me podía ir, le agradecí, acomode todas mis cosas y me despedí del doctor.

Llegue a mi casa, deje mis cosas sobre la mesa, subí a mi habitación y  me metí a dar una ducha, cuando termine salí envuelta en una toalla y otra en mi cabello, me seque y me vestí con mi pijama, que constaba en un short corto y una blusa de tirantes, esta algo descubierta pero es lo mejor para estos tiempos de calor en los que estamos. Baje a la cocina para prepararme algo de cenar, cuando termine de cenar ya eran las nueve de la noche, lave los trastes que ensucie y me fui a la cama. Por suerte mañana seria mi día de descanso.

Tan solo acostarme en la cama quede profundamente dormida.

Al día siguiente el timbre de la puerta fue lo que me despertó, salí de la cama a regañadientes, mire el reloj que estaba en mi mesita de noche y vi que eran las ocho de la mañana, aún era temprano, bueno, para mí era temprano.

Baje por las escaleras, no sin antes ponerme una bata que siempre tengo ahí por si algún día llegara a ocurrirme esto. Abrí la puerta y lo que tenía enfrente de mí me dejo sin habla, ¿Pero qué rayos hacían ellos aquí? ¿Cómo es que consiguieron mi dirección?

“Recuerda que el padre de esos dos, es tu jefe y él sabe dónde vives.”

Me dijo una voz en mi cabeza, lo que mi hiso suspirar, porque claramente, ella tenía razón.

- eh. . . ¿Hola? – no sabía que rayos estaban haciendo aquí, pero por lo menos los saludaría y antes que pudiera siquiera abrir de nuevo la boca para preguntarles que se les ofrecía, Xavier ya se encontraba caminando hacia la cocina para dejar unas bolsas que traía con él.

- ¡vaya mujer!, hasta que abres la puerta, llevamos horas aquí abajo tocando el timbre y tu ni enterada – me dijo Fred mientras pasaba a la casa con más bolsas, se dirigió a la cocina mientras me regañaba por no abrirles la puerta antes, todo esto mientras yo seguía parada ahí, en la entrada, con mi cara de desconcierto.

Salí de mi desconcierto después de unos segundos, cerré la puerta y camine a la cocina para ver que estaban haciendo los hermanos Johnson, los encontré buscando algo en el refrigerador.

- Marie ¿Dónde tienes el jugo de naranja? – me pregunto Xavier aun buscando en el refrigerador.

- no tengo, me lo acabe anoche – le respondí para que dejaran de asaltar mi refrigerador, los dos hermanos sacaron sus cabezas de allí dentro y lo cerraron – me podrían decir ¿Qué están haciendo aquí? ¿Y que son todas esas cosas? – les pregunte poniendo mis manos en jarra.

- ¿acaso nosotros dos, tus adoptivos hermanos mayores, no pueden venir a ver a su adoptiva hermana menor que apenas adoptaron ayer? – me pregunto Fred fingiendo indignación, no pude evitar reírme.

- claro que pueden – dije caminado hasta ellos – es solo que me tomo por sorpresa que vinieran hoy – me senté en uno de los banquitos de la barra donde desayuno.

- bueno, de eso se trataba, de que fuera una sorpresa – hablo Xavier sonriéndome – ah y estos son pequeños regalos que te trajimos para que te alimentes bien y nuestro sobrino nazca sano y fuerte, la verdad creo nos trajimos medio supermercado – rio audiblemente, los mire sorprendida.

- no tenían que hacer esto – mi voz sonó quebradiza y ya sentía que las lágrimas vendrían.

- no llores por favor, no me gusta verte llorar – Fred se acercó a mí y paso un brazo por mis hombros – vamos sonríe, si no voy a tener que golpear a Xavier para que haga alguna estupidez y tú te rías – sonreí por el intento de Fred para hacerme reír.

- ¿Y porque yo? – pregunto Xavier cruzándose de brazos, fingiendo enojo.

- porque a ti te salen mejor las estupideces, es como si ya no te tuvieras que esforzar – Fred sonrió divertido mientras Xavier fruncía su ceño. Reí sin poder evitarlo, lo cual a ellos les hiso sonreír – ya vez, así me gusta verte – les agradecí por todo con mi mirada.

- ándale, vete a bañar y vístete, nosotros haremos el desayuno mientras bajas – los mire sorprendida y con un deje de desconfianza.

- ¿Saben cocinar? – les pregunte sin creerles, ellos me miraron como si los hubiera ofendido.

- ¿Sabes? Nos estas ofendiendo, nosotros somos los mejores chefs de todo Nueva York, nadie se puede resistir a nuestra comida – Xavier se notaba orgulloso de lo que decía, mientras Fred asentía con la cabeza y yo rodaba los ojos – ya, vete a bañar – me dijo sacándome de la cocina, cuando ya iba por la mitad de las escaleras me grito – y ponte guapa por que iremos al cine y después nos acompañaras a otro lugar – asentí con la cabeza mientras subía. Me duche lo más rápido que pude y al salir me puse un hermoso vestido veraniego de tirantes, color blanco y con un chalequito de mezclilla encima, un cinturón café y unas sandalias a juego con el cinturón, me seque el cabello y lo cepille, me maquille un poco y salí de mi habitación. Baje por las escaleras y entre en la cocina de nuevo, me sorprendí de ver a Fred cocinando algo que olía realmente delicioso.

- wow eso huele delicioso – lo vi sonreír de lado y guiñarme un ojo - ¿Dónde está Xavier? – le pregunte después de ver que Xavier no se encontraba en la cocina.

- está en el comedor acomodando los platos y todo eso – contesto restándole importancia – bien, vete a sentar que ya está el desayuno – asentí y me retire de la cocina, cuando entre en el comedor Xavier se encontraba sentado ya en un lugar y con su plato enfrente de él. Le sonreí y tome asiento enfrente de él.

- creo que tendré que llevarte muy cerca de mí – dijo y yo lo mire confundida – solo mírate, estas hermosa y todos los chicos van a querer comerte con la mirada – me sonroje un poco y reí nerviosamente – Fred y yo tendremos que convertirnos en tus hermanos sobreprotectores – reí a tan solo imaginármelos.

- ¿Y qué película veremos? – le pregunte para cambiar el tema de conversación.

- no sé, la que tú quieras ver – contesto aun con su sonrisa. Fruncí mi ceño y cruce mis brazos debajo de mi pecho.

- no es justo, ¿Qué tal si yo quiero ver una película triste y romántica y a ustedes no les gusta? – y antes de que pudiera seguir con mi discurso, entro Fred interrumpiendo totalmente lo que iba a decir.

- pues nos llevaremos nuestra cajita de pañuelos para secar nuestras lágrimas por ver una película tan triste y romántica – iba a replicar, pero antes de que siquiera pudiera abrir la boca el me corto – no me interesa lo vayas a replicar, tu elegirás la película, ahora desayuna que si no esto se va a poner frio y ya no va a saber bien – me sirvió primero y después a Xavier, a lo último se sirvió el, me di por vencida y empecé a comer mi desayuno. Tan solo darle una mordida sentí el delicioso saber que tenía.

- wow Fred, esto esta delicioso – lo vi sonreír y me metí otra porción a mi boca, esto realmente estaba delicioso.

- gracias, te dije que si se cocinar y si lo mío te ha gustado, lo de Xavier te encantara – mire a Xavier con ojitos de cachorrito y este rio al entender lo que quería.

- otro día probaras mi comida, te lo prometo – asentí como una niña chiquita y me concentre en acabarme mi desayuno. Cuando termine, Fred levanto mi plato y lo llevo a la cocina, insistí en que yo lavaría, pero no me dejo por más que le decía, al final me rendí y lo deje que el lavara.

Cuando termino, salimos de mi casa y nos subimos al auto de Xavier, llegamos al cine y después de ver la cartelera me decidí por una película cómica, así la disfrutaríamos los tres. Fred compro los boletos, mientras Xavier compraba las palominas, los nachos y los refrescos. Mientras esperábamos en la fila para entrar, podía sentir la mirada asesina de muchas chicas, supongo que por estar con dos chicos extremadamente lindos.

Entramos a la sala y vimos la película, estuvo muy chistosa y en toda la trama no dejamos de reírnos con los chicos. Me sentía muy bien conviviendo con ellos, era algo que necesitaba desde hace unos días, salir a distraerme, sí, eso me hacía falta.
Cuando termino la película no pasaban más de las dos de la tarde, salimos del cine y mientras nos dirigíamos al estacionamiento les pregunte que adonde iríamos ahora.

- vamos a nuestra casa, nuestra madre te ha invitado a comer, porque quiere conocerte – me contesto Xavier entrando en el auto, sentí como mi corazón latía más rápido, señal de que estaba nerviosa, no me quedo más remedio que asentir y subirme al auto.